Expedición «Montañas del Sol», Ecuador.

CAMINO A ECUADOR

Despegamos del aeropuerto de Barajas con un retraso de dos horas. El avión va repleto de gente que vuelve para ver a su familia, hombres y mujeres ecuatorianos y niños y niñas españoles que viajan a ver por primera vez el país de sus padres. Se los ve impacientes cuando los niños preguntan si queda mucho mientras sobrevolamos Portugal. Todavía hay que cruzar el Atlántico, el inmenso Atlántico.
Entre rancia comida e insulsas películas va pasando el tiempo, las nubes se suceden a otras nubes y éstas a otras. Al fin llegamos en un largo atardecer a la costa venezolana y rápidamente sobrevolamos la impresionante jungla colombiana. Enorme ríos surcan la selva y algún poblado se adivina en los claros del bosque. Por mucho que miro no puedo ver carreteras ni caminos, tal vez no existan. El sol ya se ha sumergido en el horizonte por ningún sitio se observan luces, tal vez no existan.

A las siete de la tarde hora local he llegado a Quito Es la primera vez que estoy en América y para mí ha sido una gran sorpresa.
El jet lag ha hecho mella en mí y no puedo dormir, al rato despierto, son las cuatro de la mañana (hora local) y ya no puedo seguir en la cama (en España son las 11 de la mañana).
El hotel esta bien, es muy limpio. Tras el desayuno a base de fruta y jugo de Tomate del árbol empiezo a buscar guías que me acompañen en la tarea de ascender montañas, en el mismo hotel me ofrecen un programa muy completo. También me advierten que la ascensión al Chimborazo no está en buenas condiciones debido al retroceso del glaciar, pero el Cotopaxi si lo está. Freddy , el guía, me dice que se trata de una ascensión con una dificultad similar al Mont Blanc, montaña que el mismo subió años atrás. He consultado a otros guías pero no me ofrecen la misma confianza. Seguramente subiré con Freddy.
He salido por las calles de Quito, parece una ciudad tomada por la policía y los guardias de seguridad, que patrullan por la calle con fusiles. Hay mucha contaminación que unida a la falta de oxigeno (por la altura, Quito está a 2850 m.) hacen muy difícil la respiración.
Mañana voy a hacer una ruta en bicicleta (descenso) por la región de Cotopaxi por una altura superior a 4800 m.

PEDALEAR A 4500M
Pedalear a 4500m es algo que jamás había pensado. Después de un largo trayecto en coche por unas obsoletas carreteras y caminos polvorientos nos plantamos a más de 4500m en las laderas del volcán Cotopaxi. Ahor sólo nos quedaba descender hasta la cota 3200m.
Comenzaba nuestra ruta través del páramo andino hasta una pequeña aldea cerca de Machachi. Aveces por camino otras campo a través descendiendo rápidamente.
Me acompañaban Iván (el guía), Ian y Helene. Esta es una fiera bajando y pronto deja atrás al guía. Nos cruzamos con rebaños de llamas, caballos y toros de lidia, el águila andina vuela ante nosotros como queriendo indicarnos el camino, es espectacular.
A donde se mire aparecen volcanes, los Pichincha, Pasochoa y Rumiñahui al norte, Sincholagua y Antisana al este, los Illinizas y el volcán Corazón al oeste y presidiendo el sur el majestuoso Cotopaxi envuelto en nubes.
Hacemos una parada para comer, el viento es frío. A partir de este punto el camino es polvoriento, las ruedas de la bicicleta se hunden en la arena volcánica. Terminamos nuestra ruta ciclista y regresamos a Quito.
Hoy he aprendido algo sobre la conducción en Ecuador. Ejem. Si la línea que divide la carretera es discontinua significa que se puede adelantar aunque vengan coches de frente y si la línea es continua quiere decir que se puede adelantar igual pero que te lo pienses.

ILINIZAS NORTE 5126 M
Cuatro días después ya metido en faena, he conseguido algunos de mis objetivos.
Tres fabulosos días de travesía, caminando por parajes espectaculares. Con la fatiga de caminar a más de cuatro mil metros, nos adentramos un grupo de dos irlandeses, tres australianos, una mejicana y un crevillentí en las alturas del páramo andino.
A través de los bosques más altos del mundo nos acercamos al volcán Pasochoa. En una gran roca nos detenemos a comer. Cuando todo el mundo está durmiendo la siesta aparece en el cielo el gran cóndor.
Tras un larga marcha nos adentramos en el bosque, anduvimos agachados, a cuatro patas y arrastrándonos entre la espesura. Hacia las seis de la tarde llegamos al campamento, en la tienda comedor nos espera te caliente y palomitas de maíz.
Por la noche el viento azota con fuerza nuestro campamento y nos bota la tienda dos veces.
La mañana sigue ventosa, nos adentramos en el páramo, muchas flores tapizan el suelo, mientras el Cotopaxi nos observa desde lo alto, más allá de las nubes.
Llegamos al siguiente campamento, más te y palomitas de maíz amenizan la espera hasta la hora de la cena. La noche es extremadamente luminosa, el espectáculo del cielo andino es único, miles de estrellas compiten con las nieves del Cotopaxi que brillan en la oscuridad. Más tarde la niebla lo cubre todo y empieza a llover.
De mañana la niebla continua y nuestro camino por las laderas de Rumiñahui también. La vegetación es única, especies de diversas formas, bromelias, chuquiraguas (flor del andinista) y el árbol de papel.
Llegamos a la Hacienda San José cerca del pequeño pueblo de El Chaupi a los pies de los Illinizas.
La mañana siguiente iniciamos nuestro ascenso al Illinizas Norte de 5126 m. Lo tomo con mucha calma, mi estrategia consiste en producir el menos desgaste posible en mi cuerpo. En cambio los irlandeses quieren ir más rápido. Nos dividimos en dos grupos los irlandeses por delante con Estalin, el guía, y los demás con Fredy el otro guía. Al poco tiempo David(un australiano) se siente mal y se va quedando atrás. Fredy me dice que vaya delante, que tal vez el grupo de atrás no llegue a la cumbre. Me adelanto y camino sólo en un camino muy expuesto a la caída de piedras. Al poco tiempo contacto con el grupo de los irlandeses que ya empiezan a notar los síntomas de la altura.
Llegamos a la cumbre a las once de la mañana, las vistas son increíbles sobre las nubes aparece por vez primera el Chimborazo. Sara y David se han quedado aquejados del mal de la montaña. Espero a Angus y Celine (australiano y mejicana) pues quiero compartir con ellos la experiencia de nuestro primer cinco mil.
El descenso es penoso pues, es muy peligroso, hay mucha pendiente y muchísimas piedras sueltas.
Los irlandeses que consiguieron el Illinizas ya no se atreven con el Cotopaxi, se han pasado y la montaña no perdona.

COTOPAXI 5897 M.
Son las seis de la tarde, hoy es el día grande. Una cena ligera y me voy a descansar un par de horas, a las diez hay que estar listo para partir hacia la nevada cumbre del Cotopaxi (5897 m), el volcán activo más alto del mundo.
Nos trasladamos en la Mula, un viejo Jeep destartalado hasta el parqueadero del refugio José Rivas situado a 4500 m de altitud, desde allí caminamos hasta el inicio del glaciar. Nos ponemos los crampones y nos encordamos, mi compañero de cordada es Jaime un experto guía ecuatoriano.
Empezamos con una ritmo fuerte a pesar de mis observaciones Jaime sigue a la misma velocidad. Estamos a 5300 y la fatiga hace mella en mi cuerpo, hemos empezado muy rápido y el desnivel es muy pronunciado, pendientes de 40º que no se suavizan nunca.
A los 5500 m no puedo más, cada tres pasos he de parar. Jaime me anima, miro hacia arriba y todavía se mantiene la pendiente. Creo que no llegaré, por mi mente pasa la idea de abandonar.
Sigo avanzando aunque el cansancio es atroz, Jaime me impone una terapia de oxigenación que consiste en caminar veinte pasos y detenerme a respirar profundamente. La terapia parece surtir efecto.
Amanece y un paisaje de hielo nos rodea, penitentes, seracs, carámbanos y grietas por todas partes. La sombra triangular del volcán se proyecta sobre las nubes.
Saltamos grietas y caminamos por estrechas aristas de poco más de cincuenta cm. Remontamos pendientes de 50º con la ayuda del piolet hasta llegar a una rimaya que hay que superar por una escalera metálica. Continua la pendiente de 50º pero ya sólo quedan cincuenta metros para la cumbre.
Oigo gritar mi nombre desde la cumbre, son Celine y Angus que me están esperando. Abrazos, felicitaciones y mucha emoción en una de las montañas más duras que he ascendido en mi vida.
El paisaje es asombroso, el cráter, la fumarolas y todas las montañas de Ecuador se divisan desde los 5897 m del volcán activo más alto del planeta.
Descendemos rápidamente. El sol de Ecuador calienta la nieve derritiéndola rápidamente. El Cotopaxi se vuelve peligroso.
Al fin a las doce del mediodía llegamos al refugio. Han sido trece horas agotadoras, emocionantes e inolvidables.
Gracias a Jaime, Celine y Angus.

RUCU PICHINCHA 4700 M.
Hoy no sabía que hacer, todo un día sin hacer nada para relajarme. Sali del hotel, cogí un taxi y me fui a la terminal de teleférico. Subí hasta los cuatro mil metros de altura en la ladera del Pichincha, el volcán de Quito. Desde allí comencé a caminar hacia el Rucu Pichincha (Viejo Pichincha) de más de 4700 m de altura. Mi intención era andar un rato, pero, poco a poco me iba acercando a la base de la montaña, y una vez allí pues a subir.
Poca gente sube a este volcán a pesar de ser la montaña de Quito y ser muy accesible. Solo tres o cuatro personas hemos subido hoy hasta la cima del Rucu Pichincha. Descendí rápidamente porque la ladera a pesar de tener un gran inclinación es de suelo arenoso y se puede bajar como el pedregal de la Sagra.
En poco tiempo estoy de nuevo en la terminal del teleférico y de regreso al hotel.

 

NACHO MARTINEZ

3 comentarios en “Expedición «Montañas del Sol», Ecuador.”

  1. Hola soy Daniela Estévez y me gustaría aprender entrenandome a escalar montañas, necesito contactarme con un grupo de montañistas dispuestos a ser mis maestros y guías.
    Realmente me gusta la sensación que queda de subir una montaña es como descargar todo lo pesado y recargar de oxígeno las ideas y la fuerza.
    Gracias espero su respuesta a mi mail.

  2. Estimados amigos, necesito saber si las fotografias que estas en este sitio, se las puede usar libremente o necesito algun tipo de permiso para su publicacion.

    Gracias

  3. felicitaciones por la expedición, soy guia de Ecuador conosco a Fredy y Jaime me alegro que ellos le hayan servido de lo mejor, en tan hermoso pais, Daniela un gusto poder ayudarte cuando desees te puedo dar un plan para montaña, espero sigan adelante y lleven siempre el recuerdo de Ecuador en su carazón

Los comentarios están cerrados.

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